1981
Ante esta obra son muchas las sensaciones placenteras.
Recuerdos de un viaje a lo real y que se deja fijar en el tiempo en un momento determinado.
Aunque aquel pase, el no va a cambiar. Un puente, reflejo de nuestra historia, es puerta del bello paraje.Transparencias en el agua, sombras bajo el puente. Una de hojas. Un paraiso de vegetación que podemos apreciar rama a rama, contar los tallos, las lineas de los nervios, distintas posiciones que cambian la incidencia de la luz en cada hoja, tamaños variados. Un bordado delicado.
Un recreo para la paciencia del pintor. En la linea central se extiende hacia arriba un arbol pequeño, de copa frondosa, nexo de unión que fija nuestra mirada finalmente en un cielo sin solución de continuidad desde el rojo intenso sobre el poblado hasta el suave azul-violeta.
Corren imágenes maravillosas y finalmente la lluvia.
Disfrutamos con su contemplación.
Dra. Abad