1990
CERES, diosa romana de la agricultura.
ARA, altar de los sacrificios.
En honor de la divinidad.
En aras a la verdad, los grandes imperios que nos precedieron adoraron la riqueza que la tierra les proporcionaba.
Hoy se adora el despacho del gran edificio, aquel que aún se mantiene, entre tanta remodelación, como único valedor de aquella riqueza.
Hoy tienen la soga al cuello los que pensaron «mejor una Ha. que diez mil metros cuadrados.»
Hoy vemos lo que está ocurriendo en nuestra tierra. Su prolongación llega a un futuro incierto por su oscuridad.
Cuando traspasa la puerta no se ve nada.
Encadenados a sus decisiones. Pero, sí se ha roto un eslabón, algo ha fallado y se libera de la sumisión.
La Tierra es más fuerte y se defiende, no la van a llevar al sacrificio porque alguien ha pensado que merece la pena roturar, arar, sembrar y conservar. Ella es inmensa y así son sus frutos.
Vuelve a renacer el deseo de protegerla. No está en venta.
MONCHOLC, hasta hoy. Pág: 120 .
Dra. Abad