1983
Luz en una noche abierta. Una vez más aprovecha la hora de descanso para observar. Quedan los reductos de lo que fue su aldea, frontera derruída que adelanta el horizonte entre los campos de labranza.
Es su inmenso mundo y no hay razón para convencerle de que existen lugares y tiempos mejores.
La dureza del trabajo y la soledad quedan compensadas con este espectáculo de la naturaleza.
No cambiará.
Dra. Abad