1994
Un salto al INFINITO. Sobre nuestra alfombra mágica de los sueños, en silencio, nos asomamos a nuestra realidad, en ocasiones transformada porque necesitamos que no sea sólo lo que vemos.
Somos afortunados porque en esta ocasión si es lo que vemos lo que trasladado a su realidad podemos encontrar.
Descubro mi admiración por la belleza, en lo humano y en la tierra.
En actitud de suave inclinación, oculta los rasgos que podrían identificarla, porque esa no es su pretendida intención. Nos hace disfrutar de sus cualidades, invita a la tranquilidad. No es sumisa, pero sí delicada. Su fuerza interior se funde con la nobleza y gallardía de la tierra vasca.
El paisaje inmenso exige una detenida mirada, recorremos el campo, por un sendero o linde al otro.
Es Bermeo, sí debemos descubrirlo porque no es casualidad. Un recuerdo a aquellos hombres que de allí partieron a otros destinos. Y allí, detrás, donde nuestra mirada no llega, se encuentra mi mar Cantábrico.
Esta propiedad no es más que mi predilección por tí.
Nos trasmite la deseada Naturaleza y la naturalidad de su belleza.
En un descuido se han realizado nuestros sueños. ¡Qué bien!
Dra. Abad